Historia de amores.

Historia de amores.

Nos hablábamos sin hablar
¿ cómo podía ser? así …solo con la mirada.
Que lindo era entonces compartir una lectura,
un programa de radio, una película.
Intercambiar ideas (no siempre en buenos términos ).
Que bueno era por esos días reír,
reír hasta que los ojos se llenaban de lágrimas
por el esfuerzo que hacíamos, como si fuéramos chicos.
Que bueno era esa complicidad,
ese entender todo dejando que fueran los ojos los emisores.
Que lindo era contarnos cosas,
mate de por medio, o una copa de cognac,
buscándole la mejor vuelta a la vida
hasta que se la hallábamos.
¿Y que pasó después? …no lo se.
Un día, ni se cuando,
ese hechizo se esfumó;
el embrujo tomó por otro rumbo,
tal vez le pasó como al marinero
que escuchó el canto de una sirena
y para alcanzarla se arrojó al mar.
Pero ni aún eso impide que siga recordando
ese hablar sin hablar…
Hoy pienso que nuestros amores
no pesaban igual.
Porque los amores livianos, sin consistencia,
un día , y ante la menor brisa,
levantan vuelo y se van.
El mío no, tenía su aplomo,
su modo muy distinto de amar.
Era duro como una roca
y flexible como un mimbre,
de esos que cuesta mucho quebrar.
Es bien sabido que hay amores y amores,
y no hay más nada por decir.
Cada día el amor se levanta con una ilusión nueva,
salvo que, no sabe porqué, nunca más lo encontró.
Por ahora encuentra los caminos cerrados.
Son caminos sin salida,
pero el amor es paciente y espera;
tal vez un día, sea el día…¡quien lo puede saber!
OLGA.

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