La hojarasca.
De nuevo el viento y la hojarasca seca,
en esa sociedad que juntos han conformado,
cubriendo las aceras de la vida
de resaca y de sueños olvidados.
¿En qué rincón se acurrucó con miedo
el alma herida y la palabra usada ?
Esa que un día juraba amor eterno
y al día siguiente al mismo amor mataba.
El espejo partido por el tiempo
devuelve una imagen descarnada
por los años vividos esperando
que la pasión regrese de la nada.
Pero ya no queda ni rastro
y es muy poco lo que falta del sendero,
que aún recorremos con la misma esperanza
de encontrar en un recodo aquel anhelo.
Sigue el viento sacudiendo los cristales
del ventanal donde una vez la vida,
asomó muy feliz con su sonrisa
prometiendo una dicha compartida.
Las hojas se amontonan cual presagio,
como si debajo de ellas se escondieran
las penas y tantas lágrimas vertidas
que volverán cualquiera de estos días,
cuando me ponga a acomodar recuerdos
porque creé con ellos un álbum invisible
para tenerlos presentes, aunque duelan,
igual que junto con pasión fotografías.
Es increíble todo lo que se guarda,
aquí o allá … rencores y silencios.
Una caja grande de viejos suspiros
y otra muy pequeña de pocas alegrías.
Cuando el libro se cierre
al llegar sin querer, la última página,
se cerrará para siempre y nadie verá nada
porque solo se lee con los ojos del alma.
De nuevo el viento y la hojarasca seca
que se arrastra con un gemido raro,
llevando entre esas hojas ya sin vida
historias que se fueron hilvanando
sin saber si alguna vez fueron vividas
y hoy el viento las desnuda y las pasea
por las calles dormidas de mi barrio.
Ya no hay vuelta atrás porque la vida empuja
acelerando nuestro paso muy cansado,
caminando al filo de la nada,
orillando el precipicio mortal de algún pasado.
No pisen las hojas deshaciendo sus formas.
Tal vez un día volarán tus hojas
amontonando los secretos y vivencias
en el ritual final de la derrota.
OLGA.
👍👍👍
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