El cielo.

El cielo.

Me quedé extasiada mirando ese cielo.
Siempre sentí por él esa atracción tan especial.
Recuerdo mucho cuando era muy pequeña,
me gustaba encontrar en él figuras.
Ciertas nubes tenían para mi formas muy raras,
o tal vez no, y era mi imaginación que las creaba.
Una ovejita …dos, tres, varias …
Para mi algunas parecían que pastaban,
otras correteando se movían y jugaban.
Por las noches … que lindo era mirar el cielo,
contar una por una las estrellas.
¡Y las había tan bellas!
Algunas eran grandes, brillantes, titilaban,
y otras miles eran muy pequeñas y apretadas.
Entonces yo jugaba con algunas de ellas
pensando que eran solo una familia.
La madre y sus hijitas dando por ahí un paseo,
o esas tres hermanas que salían juntas
y sin separarse daban un rodeo.
Otras veces pensaba que las estrellas
eran agujeritos en el cielo
y que por ahí caía el agua
en esas noches de torrenciales lluvias.
Y mis padres reían…
__¿No ven que cuando llueve no hay estrellas?
–convencida que era así yo les decía.
__¿O es que alguien puede verlas en una noche de lluvia ?

Después, siempre estuvo allí el cielo,
al alcance de los sueños…
Cuando el amor se hizo presente allí estaban
el cielo y sus estrellas,
la luna blanca y bella
y esas ganas profundas
de amar cada minuto,
mientras estrellas fugaces cruzaban por el cielo
y pedíamos los deseos que luego con el tiempo
muy pocos se cumplieron,
pero allí estaba el cielo.
Con los años se convirtió en el sitio
donde habitó mi padre, cuando dejó la tierra.
Entonces yo tenía fija mi mirada
en esa, la más grande y brillante
de todas las estrellas…
Hoy son muchos los seres que he perdido
y el cielo brilla como nunca
con tantas luces bellas.
Yo lo miro y le pido que los cuide,
porque ahora más que nunca
guarda para mi tan gran tesoro.
Mi mirada fue igual….allá de niña,
como ahora que los años han pasado.
Siempre el cielo me permitió soñar despierta
y hoy en cambio cierro los ojos cuando sueño,
así se mezclan estrellas y la lluvia,
Y las ovejitas tras de la luna llena,
correteando por el cielo sembrado de estrellas,
como en una campiña celestial y bella.
OLGA.

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